El
campo se queda vacío, los pueblos se abandonan y mientras tanto la
sociedad urbana no termina de darse cuenta de la gravedad de este
drama humano, territorial, ecológico y estratégico, afecta y sobre
todo afectará, a todos los habitantes, también a los que viven en
las ciudades.
No
se dan cuenta porque es una sociedad a la que le están tapando los
ojos.
Desde
hace mucho tiempo se está ocultando y negando la realidad del campo
disfrazándolo de escaparate turístico y poco más.
Se
desprecian nuestras tradiciones e identidad desde un supremacismo
urbano que no es nuevo, viene de lejos.
Ortega
y Gasset señalaba con desprecio que al atravesar los Pirineos uno se
encontraba un país de labriegos. El Diccionario de la Real Academia
de la Lengua, hasta hace bien poco, daba a “Rural” el significado
de “inculto”.
¡Cuánta ignorancia desconocer que la
palabra “cultura” deriva de cultivar!
Y
eso es justo lo que hacemos los labriegos desde hace siglos para
alimentar a los señores filósofos y académicos… ¡cultívense!
estudien la Historia con detenimiento y descubrirán cuánto les debe
España a las gentes del campo. No fueron precisamente las élites
supremacistas quienes echaron a Napoleón sino las gentes del campo
que continuaron hasta la victoria lo que los habitantes de Madrid
comenzaron el 2 de mayo.
Pero
no solo son las élites y supremacistas urbanos quienes han provocado
el olvido del mundo rural. Nosotros tenemos también una gran
responsabilidad, tal vez la principal, porque no hemos sido capaces
hasta ahora de organizarnos de forma eficaz, no hemos sido capaces
hasta ahora de comunicar a la sociedad la importancia que tiene
mantener el campo vivo. La importancia vital que tiene para España
la agricultura, la ganadería, la caza, la pesca, las tradiciones
taurinas y de todo tipo que son seña de identidad de nuestra patria.
No hemos sido capaces, hasta ahora, de unirnos para hacer ver a la
ciudadanía el enorme peso económico que todas nuestras actividades
y de sus derivadas comerciales y de servicios. Porque la aportación
del mundo rural es básica, es decir, es la BASE donde se asientan
los cimientos de la sociedad y con ello los cimientos del país.
No
hemos sido capaces de hacer ver a la sociedad el valor estratégico
insustituible que tiene la SOBERANÍA ALIMENTARIA: ser capaces de
producir en nuestro país la mayor parte de lo que los españoles
necesitamos para comer cada día sin depender de lo que producen
otros países, ni más ni menos.
No
vamos a esperar a tener vacías de productos españoles las
estanterías de los supermercados para hacer ver a la sociedad el
respeto que merecemos porque nosotros sí somos conscientes del valor
que tiene un mundo rural vivo. No vamos a esperar a perder más
biodiversidad, más paisajes, más identidad cultural, más servicios
ecosistémicos ni más capacidad de adaptación al cambio climático.
Por todo ello estamos aquí hoy, porque ha llegado la hora de asumir
nuestra responsabilidad, ha llegado la hora de organizarnos y
hacernos oír.
Ha
llegado la hora de exigir una justicia territorial que trate a todos
los españoles por igual, que garantice la equidad de sus habitantes
sin que la dimensión de sus municipios o el lugar donde han nacido
los determine a ser ciudadanos de segunda. Nuestra Constitución, la
de todos, nos ampara y nos da el derecho a exigir una oportunidad
para ganar el futuro de nuestros pueblos. Un futuro que queremos sea
el futuro de las oportunidades. Oportunidades para los jóvenes, para
las mujeres y también un futuro de bienestar para nuestros mayores.
Queremos
respeto para nuestras culturas diversas y queremos vincularnos a la
modernidad del siglo XXI, abriendo las puertas del campo a la
innovación tecnológica y social para garantizar empleos de calidad
y una economía competitiva que vuelva a generar riqueza y
oportunidades. Y para ello necesitamos recursos y una clara voluntad
política de desarrollar proyectos innovadores en el campo de la mano
de la universidad y de las nuevas plataformas tecnológicas.
Este
es el objetivo inicial de la Alianza Rural desde su creación:
contribuir a organizarnos para dar visibilidad y altavoz al medio
rural por todos los medios posibles y en toda su complejidad. Una
manifestación reivindicativa como la que hoy protagonizamos aquí en
Madrid es uno de esos medios, pero sobre todo debe ser una
celebración, hay que celebrarlo con entusiasmo, abracémonos
compañeros y compañeras, debemos sentirnos muy orgullosos por lo
que estamos haciendo, estamos cobrando conciencia de nuestro propio
poder, estamos incrementando nuestra autoestima y capacidad.
Desde
hoy toda España nos escucha, pero mañana quien nos escuchará serán
los dirigentes políticos que promueven nuestro voto para gobernar. Y
no se lo regalaremos a nadie. Pueden estar seguros que solo se lo
daremos a aquellos que tengan un claro, explícito y rotundo
compromiso con el RESPETO AL MEDIO RURAL Y SUS TRADICIONES
La
gente del campo sabemos mejor que nadie que el sol sale todos los
días y para todos. Después del día de hoy no podemos dormirnos en
los laureles del éxito conseguido. Toca madrugar y levantarse para
cosechar compromisos de nuestros gobernantes. No nos dejaremos
convencer, la gente de campo estamos mirando cara a cara a los
políticos y a nuestro futuro. Queremos no pensar que algunos se han
visto obligados a apoyar esta manifestación porque solo cuando se
acercan las elecciones dan valor a nuestra opinión. Pues bien, tomen
nota: la intención de voto del campo vale cada día más.
El
mundo rural pide respeto, pero porque somos una parte activa de
España y sin esta el resto del país se encontraría totalmente
afectado. Acuérdense de Napoleón. Queremos hechos consistentes,
compromisos concretos en favor del mundo rural. Esa será la mejor
cosecha y la linde del camino que tenemos todos que seguir.
Sabemos
que no es fácil gobernar, pero si son sinceros, además de con
nuestro apoyo, contarán con nuestra admiración. Somos gente noble y
trabajadora, serlo también está en nuestras tradiciones.
Agradecemos
su apoyo y sobre todo su asistencia a todos los presentes, que
proceden desde los más distintos rincones de España y representan a
todos los sectores de nuestra Alianza Rural.
Hoy
en la capital de España está presente el mundo rural.
Hoy
se marca un antes y un después ante nuestra sociedad.
Hoy
sale beneficiado nuestro campo y nuestras actividades tradicionales.
Pero
por encima de todo hemos dado un gran paso en defensa del futuro de
nuestros hijos y de los que vendrán porque la gran verdad es que sin
mundo rural no hay futuro para ningún país.
Este
fenómeno que se manifiesta hoy en Madrid no es un acto puntual.
Gracias
a vuestro apoyo estamos trabajando ya en el futuro, a partir de hoy
el campo es una parte más visible de España.
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