El
pasado viernes día 19 de abril, la Societat
d'Història Natural de les Illes Balears
organizó una conferencia sobre una temática relevante para la caza
y el medio ambiente en Mallorca: las cabras de la Serra de
Tramuntana.
El ponente fue Jordi Bartolomé, profesor de la
Universidad Autónoma de Barcelona y codirector de la tesis de la
doctora Leidy Rivera, titulada "Ecología trófica de ungulados
en condiciones de insularidad". Esta tesis ha sido codirigida
también por Elena Baraza, de la Universidad de les Illes Balears.
Los investigadores han colaborado también con Jorge Casinello,
investigador del IREC (CSIC) en trabajos de la misma temática y se
están publicando los resultados en prestigiosas revista científicas
internacionales.
El
trabajo presentado aborda una comparativa entre la ecología trófica
de la cabra salvaje mallorquina (introducida ancestralmente en la
isla por el hombre, remontándose su origen sobre 4000 años) y la
reciente población de cabras asilvestradas de origen doméstico
moderno y sus mestizos, conocidas como "bordes". Como ideas
fundamentales se llegó a la conclusión de que ambas variedades de
cabras tienen una dieta muy similar, si bien existen pequeñas
diferencias estadísticamente significativas en la presencia
estacionales de algunas plantas. En cuanto a la estructura
poblacional, las cabras salvajes mallorquinas forman grupos o
"toradas" de machos, si bien los rebaños de ambos sexos
son menores, mientras que las cabras de origen doméstico se
estructuran entorno a rebaños más grandes.
En general, el índice de presión sobre la vegetación fue en la
mayoría de especies estudiadas moderada o baja.
Las diferencias detectadas podría sugerir una mejor adaptación de
la cabra salvaje mallorquina al entorno natural fruto de su mayor
tiempo de presencia en él, así como un mayor grado de domesticidad,
lógico por otro lado, de las cabras "bordes".
En
cuanto a los efectos sobre la vegetación, se valoró que la
diversidad de la dieta, incluyendo muchas plantas y no
centrándose en unas pocas, es una estrategia positiva para la
biodiversidad vegetal, sin que ello implique que la presencia de
daños locales pueda suponer una amenaza para ciertas plantas.
Especialmente para el control del carrizo (la planta con mayor
disponibilidad, y la más comida) y en general en ecosistemas de
matorral, la presencia de la cabra puede ser positiva para el control
de los incendios. Se observó también que la vegetación insular de
la isla de Mallorca ha estado siempre en contacto de herbívoros
desde tiempos prehumanos con el Myotragus
balearicus,
y posteriormente por la presencia de la cabra, por lo cual muchas
especies, como el acebuche, están adaptadas al ramoneo.
Hay
que destacar la iniciativa de la Societat d'Història Natural de les
Illes Balears, una entidad que históricamente ha representado el
conocimiento naturalistico clásico, algo muy interesante para el
cazador, especialmente el cazador-explorador de siglos pasados, y que
hoy permite conocer de la mano de los investigadores punteros estos
temas sin polémicas innecesarias como está ocurriendo por parte de
algunos grupos ecologistas.
ABEC
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